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Poemas de Jhon J Navia

Zorro y principito Eres como el sonido del viento  en las noches/ que  viene  con tranquilos recuerdos de mis muertos/ el aroma de la infancia:  cafe, flores, lápices/ antiquísima calle  tupida de arbustos/ yo pensaba que sería marinero de amores/ inventor de mujeres como hadas/  soledad que  dialoga consigo misma/  Tu: la prmera  risa de  la mañana piedra,bronce,oro en las ciudades de Egipto/  pasajera   que observa    un rio infinito/ te pareces a  todas las palabras que  abrazan/  Haces  que sea fácil mirar  al pasado/  yo puedo mirarte y hacer como si  no lo hiciera/ vas recogiendo  y entregando  sagrados frutos/ libros, invitaciones, trozos de corazón/ los dias se van tejiendo uno al otro ya sabemos que no renunciaras al  paraiso.../ Principita Adorada sobrina:viajan por tus venas/ rastros de una lejana  patria/ último rincón del universo/ de Colombia tienes olor  a frutas como mangos  rojos/ nubes amarillas aguas  de casca

Me gusta decir que soy un zombie, por Juliana Chacón

A la mayoría de las personas les causa gracia el simple hecho de que que afirme ser un zombie, creen que estoy bromeando. Esperan una breve disculpa y una risa de mi parte, pero por más que quisieran -tanto ellos como yo-, no es así. Actúo como cualquier otro ser humano y no es para nada complicado, con tal de que respires nadie tendrá la más mínima sospecha de tu condición, tan sólo hay que fingir que todo se encuentra en perfectas condiciones y ya está; si bien podría decir que estoy en coma eso sería socialmente inaceptable, de seguro recibiría a cambio miradas de disgusto, rostros arrugados y susurros de fastidio al estar frente a un ser tan descarado que reta al destino y juega con su salud. Sin embargo, no puedo negar que es una perfecta analogía.  Cuando estás en coma, te encuentras en un estado de inconsciencia en el que el cerebro funciona a pesar de los daños. Una persona en coma puede morir, recuperarse o pasar a estado vegetativo. Y en mi caso, algo murió ese 18 de abril

Mi fiel amiga, por Laura Suarez

El crepitar de los tacones de las otras mujeres a mi alrededor, el olor a humo en el aire, las luces, los sonidos, los olores y las gotas de lluvia acompañando la noche. La lluvia, ese fenómeno natural que desde pequeña despertaba admiración en mi, siempre sentía sus gotas caer, las sentina como si cada una de ellas guardara una emoción diferente y me la transmitiera al tacto. Era increíble, hasta ahora la lluvia era mi única amiga.  De nuevo, el crepitar de los tacones de mis "compañeras de trabajo" me sacaron de mis pensamientos. Era la novena noche y el tercer lugar en el que había estado. Mi turno iniciaba en 45 minutos y me encontraba parada esperando en una esquina del establecimiento.  No diré cómo llegué aqui, esa es otra historia, y no sería lindo recordarlo en este momento, mi jefe dice que debemos empezar la jornada en un buen estado de ánimo. Tal vez me desvíe un poco del tema, pero fue por eso que pensé en recordar a mi fiel amiga: la lluvia. Siempre e

Llamado a una lagrima, por Eliana Castro

Mientras en la ventana derramaba su única esperanza, por la puerta entraba la presencia del frió atardecer, nunca se imaginaba desfallecer tan rápido y menos en los brazos de el... su mirada ya no era la misma, los restos de su corazón ya eran cenizas, no se imagino que al levantar la voz de la razón, contestara por fin, al tan aclamado llamado de una lagrima, su garganta ya no pedía permiso para anudarse y llenarse de melancolía, su mirada se torno fría, diferente, distante y arrogante, el grito desesperado de su corazón le palpitaba fuerte en la conciencia, pobre muchacha, aun a estas alturas de la muerte no podía contestar, su propio llamado a una lagrima.

STAlKED STALKER

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STAlKED STALKER Seb M Coronnel   FRAGMENTO # 1 de mi Bitacario 9 de septiembre de 2013 Esto es de mi propiedad, por lo tanto seré yo quien lo nombre. No es un diario (eso es de niñitas fresa que son fans de one direction) pero si no es un diario… ¿Qué es? ¿Una bitácora?... como sea es mi gran ego que estigmatiza el nombre de lo único que escucha lo que pienso. Tal vez por eso mi cerebro sienta la necesidad sumamente inconsciente de etiquetarlo de alguna manera. Mucho gusto bitacario, encantado de conocerte. 13 de septiembre de 2013 Estoy en la cafetería sentado aun con su rosto en mis parpados. Empezaba la aburridora clase de literatura yo estaba muy cómodo en mi asiento pasando el inicio de TUMBLR sin prestar atención a lo que la gente estúpida publicaba. El profesor llevaba diez minutos hablando cuando se abrió la puerta y mi cabeza se alzó por inercia. Una chica, nueva obviamente, entro al salón y me sorprendí al no poder quitar mi vista de su espe
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Down on the wet coast they got a saying, if you are not driking, Then you are not playing. But you've got the music in you, don't you?  La noche, aunque prematura en esta época del año, no dejaba de ser calurosa. Aunque el viento soplara tan fuertemente arrebatandome mi sombrero azul un par de veces.   Chicos y chicas con ropas vistosas y holgadas esperaban con sonrisas ansiosas a la entrada de un famoso bar de la ciudad. Luces fluorescentes, verdes, azules y violeta se colaban por las ventanas e iluminaban tenuemente la acera de la calle. Me distraje un momento viendo las figuras que formaban al moverse rápidamente si entrecerraba los ojos.  Las pastillas comenzaban a hacer efecto.   Cada vez hacía más calor, me sentía en el infierno. A los pocos minutos llegó Juliana, acompañada como siempre de Felipe. ¡Como odiaba a ese chico! Una semana después me enteraría de que al desertar por tercera vez en la universidad, huyó a Montería, o no sé q

Control lanificado

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Control Lanificado Seb M Coronnel Un gato monocromático estaba dormitando profundamente en una cómoda manta blanca. Dominaba el rincón de una minimalista habitación con solo una ventana redonda que permitía a la suave brisa otoñal penetrar la estancia. El minino, placido en su estado, no se percataba de nada en absoluto. Un ruido sordo le estremeció. Sus bigotes vibraron y sus pesados parpados liberaron a unos hermosos y ambarinos ojos. Rendijas se dilataron hasta ser totalmente unas esféricas pupilas tan negras como las profundidades del infierno, reflejadas en ellas se podían apreciar un hilillo, al parecer de lana. El gato se levantó y lentamente se quitó la pereza de encima. Vio como el hilillo de lana, que era de un azul tan profundo que emanaba el sentimiento de estar mirando un mar intranquilo y a la vez manso, le atraía. Con el sigilo que caracteriza a un felino, se dispuso a avanzar hacia el cordel de lana, entonando sus ojos y preparándose